LA MUJER DEL PASILLO
Una noche de Halloween, por hacer algo de miedo, jugamos a la Ouija, cosa de la que siempre me arrepentiré. La noche era fría, en el ambiente se notaba un aroma extraño, no sé definirlo con palabras; unos amigos y yo buscamos una vieja Ouija que mi familia siempre ha tenido guardada... Era de mi bisabuela, la cual había muerto cuando yo aún no había nacido, y siempre había querido conocerla. Mis amigos hacían eso por diversión, yo por un fin, puesto que quería hablar con mi bisabuela.
La sesión comenzó, entre risas mis amigos bromeaban, yo estaba muy serio, concentrado, pero ellos no lo notaron, hasta que cayó un rayo que iluminó toda la habitación oscura, seguido de un trueno, que estremeció hasta el último de mis huesos. Asustados por el rayo, mis amigos, se quedaron en silencio, como yo, concentrándose, de repente, el puntero de la Ouija comenzó a moverse. Preguntamos alunísono, quién era, pero no respondió.
El puntero se movía sin cesar de un lado para otro, sin formar palabras. Al final paró, y lentamente, formó las siguientes palabras: "stoy yendo a por vosotros".
Era una mujer, que estaba en el pasillo y gritaba por entrar a mi habitación. El cerrojo estaba echado, no podía entrar, pero parecía que iba a tirar la puerta abajo.
La mujer gritaba desesperada, la puerta iba a caer, así que empujamos la cama para atrancarla. La mujer cada vez más desesperada, gritaba mi nombre. Yo tuve el impulso de abrir la puerta, pero me contuve, esos gritos eran desesperados.
Entonces me di cuenta: Era mi bisabuela; algo me lo decía, aunque no podía explicar cómo lo sabía.
Me lancé a abrir la puerta, quería verla, tenía que verla, pero mis amigos me agarraron. Los gritos cesaron, una de mis amigas, tuvo un ataque de nervios. Nos acercamos a consolarla, pero una voz grave y fuerte salió de ella diciendo que no nos acercáramos. Nos quedamos de piedra.
La mujer del pasillo comenzó a gritar de nuevo: "¡Os lo advertí, y no me hicisteis
caso, ahora moriréis!". Mi amiga comenzó a moverse de un lado a otro, diciendo que nos mataría. Intentamos abrir la puerta pero no pudimos. Los gritos volvieron a cesar, conseguimos abrir la puerta, yo salí primero, pero se cerró detrás de mí. Oí los gritos aterrorizados de mis amigos, histéricos, pidiendo socorro, dando patadas a la puerta para abrirla.
Escribo mi historia, cuarenta y cinco años después de que ocurriera, pues acabo de salir de la cárcel, culpado por el asesinato de mis amigos, los cuales encontré muertos cuando conseguí abrir la puerta de mi habitación.
CLAUSTROFOBIA
La cueva, ante sus ojos, parece tener un raro poder hipnótico.
La entrada es poco más alta que el tamaño medio de un ser humano. Quizá un metro noventa, o quizá menos...
Pero Toño se siente irresistiblemente empujado a entrar en ella.
Algo, en su interior, grita desesperadamente. Le previene de que no debe traspasar el umbral de piedra.
Toño vacila.
Da un paso.
Luego otro vacilante, luego otro más seguro...
Finalmente, penetra decididamente en el oscuro agujero.
El interior no es tan oscuro como él temía. Avanza entre un olor dulzón a tierra húmeda. Las paredes, efectivamente, rezuman humedad, minúsculas gotas que resbalan lentamente, como perezosas lagartijas, roca abajo, hasta ser absorbidas por la tierra que tapiza el suelo de la cueva.
El pasillo se alarga, entre curvas suaves. Toño nota que sus cabellos rozan algo. Es el techo de la cueva. Parece como si el techo estuviera cada vez más bajo. Quizá el pasillo se estrecha paulatinamente a medida que se prolonga...
Esa sola idea basta para atenazarle el corazón. Su corazón, débil y enfermizo de por sí... un corazón aprensivo que no resiste la idea de cuatro paredes cerradas...
¡CLAUSTROFOBIA!
Esa es la palabra...
Y en ella refleja todo su temor. Un temor formado por una parte de morboso placer, que le empuja a seguir adelante por el corredor de piedra a sabiendas de que las paredes son cada vez más estrechas y el techo y el suelo se hallan cada vez mas cerca...
La fuerza invencible sigue empujándole adelante, aunque ahora debe caminar ya agachado...
La luz disminuye. Debería haber desaparecido ya, pero aún basta para vislumbrar levemente el camino que se extiende serpenteante ante él. Un brusco descenso del techo. Toño tiene que caminar sobre sus rodillas y sus codos para seguir avanzando.
Aquella depresión del techo pasará pronto... tiene que pasar... y luego podrá seguir caminando normalmente, erguido, quizá incluso se halle en una caverna natural con estalactitas y estalagmitas... Una foto de las Grutas de Cacahuamilpa pasa fugazmente ante sus ojos.
Respira fatigosamente, con una extraña opresión. El esperado ensanchamiento no llega. En vez de eso, el paso entre las paredes de piedra es cada vez mas angosto, obligándole a arrastrarse como una serpiente para seguir avanzando, empujado por alguna extraña e incomprensible fuerza...
Asustado, Toño se da cuenta de que ya no tiene espacio ante él. El corredor, angosto como una conejera, termina bruscamente ante la piedra que forma el corazón de la montaña, como si algún desalentado ingeniero hubiera dejado su trabajo e medio terminar...
Claustrofobia...
El asfixiante terror a los espacios cerrados hace presa en él.
Debe volver atrás, rápidamente, ganar la salida, el cielo azul, el aire fresco, la,...
No, no es posible.
¿Por qué no puede retroceder?
Sus manos se apoyan fuertemente en el suelo a fin de intentar impulsarle hacia atrás... pero es inútil.
No puede moverse. Por lo menos, no con ayuda de las manos.
Entonces son las rodillas las que, desesperadamente, tratan de constituirse en punto de apoyo para impulsarse hacia atrás. Pero sólo consigue desgarrarse la tela del pantalón y desollarse la piel.
No puede moverse. Está clavado en el suelo, con la roca sobre su espalda, bajo su pecho, ante su cabeza y quizá, muy posiblemente, detrás de sus pies...
Como una película, un brutal zoom hacia atrás le hace ver a si mismo prisionero en una inmovible cárcel de piedra, con toneladas de piedra sobre él y debajo de él, por delante, por detrás, como si ahora también él formara parte de la montaña que le ha aprisionado en sus entrañas...
Abre la boca.
Llena sus pulmones de aire viciado, húmedo, oscuro, con sabor a tierra. Un alarido desesperado, desgarrador, salvaje, brota de su garganta.
-Toño... por Dios, ¿qué te ocurre?
La mano de Ana, fuertemente, le sacude.
El final del alarido sale, agonizante, de sus pulmones.
-Toño... ¿qué tienes?
Mira a su alrededor. Un armario, un rectángulo de luz que viene de la calle. Lo único que toca su cuerpo es la ropa del pijama, y encima de ella la de la cama.
Ana, preocupada, le mira con cierta inquietud.
-Ha sido ese sueño otra vez, ¿verdad?
-Si... el horrible... ¡me moriré si sigo soñando eso! Mi corazón... no lo resistirá...
-Tranquilízate, cariño... mañana volveremos otra vez a ver al cardiólogo.
Y, si es necesario, a un psicoanalista. Pero tienes que dejar de soñar esas cosas horribles...
-¿"Esas", dices? No, Ana... Sólo hay una pesadilla... sólo una... siempre la misma...
El médico retira los cables, que se han calentado al contacto con el cuerpo de Toño.
Luego, tira de una larga hoja de papel y observa los grafismos de cordillera que la cabeza lectora ha impreso en ellos.
-Tenemos que cuidarnos, amigo- dice, empleando ese "nos" tan característica y paternalista de los médicos.
-¿Estoy peor?
-Bueno, no es eso exactamente... pero no hay mejoría, que es lo que nosotros esperábamos. Ese corazón está muy fatigado...
-Toma... aquí tienes las gotas...
Toño, obedientemente, las toma mientras Ana acaba de abrocharle la chaqueta del pijama y pasa cariñosamente los dedos por la piel de su pecho.
-No te desmoralices, ¿quieres? No me gusta verte deprimido...
Toño asiente, en silencio. Su frente se puebla de un sudor frío. Acaba de presentir que volverá a tener la pesadilla.
Se tumba en la cama, se arropa, aprieta las sábanas en torno a su cuerpo como para protegerse de un enemigo invisible y viscoso que caerá sobre él en cuanto Ana apague la luz de la mesilla de noche...
La cueva. La oscuridad.
Olor a humedad, un pasillo cada vez más angosto... piedras que aprisionan su pecho, su espalda, toso su cuerpo...
Un alarido. Otro más. El último.
Ana, sobresaltada, toca el cuerpo de Toño. Rígido, frío. Sus ojos están clavados en el techo, como si éste se hubiera movido, como si hubiera bajado para aplastarle...
Su corazón no late desacompasado como es habitual después de su pesadilla. Ana aplica el oído al pecho de Toño. Nada. Silencio. Su corazón se ha detenido.
Todo es oscuro. Toño abre los ojos. La pesadilla otra vez...
Sigue el olor a tierra, y el olor a humedad. Intenta mover los brazos, pero no puede. Quizá con las rodillas...
Pero, como es habitual, tampoco las rodillas sirven.
Tendrá que gritar para despertarse y acabar con aquella horrible angustia.
Abre la boca. Va a gritar. Pero, de repente, algo cruza su mente.
Hay algo distinto. ¿Qué es?
La posición... no está boca abajo, como cuando lucha desesperadamente para salir del túnel.
No. Está boca arriba. Boca arriba...
Y hay otro olor. Un olor nuevo, aparte de la humedad, la tierra... un olor a madera.
A madera recién barnizada.
Toño adivina que el barniz es de color negro. Y advierte ahora el movimiento exterior... un movimiento de balanceo...
Un golpe brusco. Es el final del viaje. Algo blando cae sobre él, sin tocarle, pero Toño oye el ruido, nota la vibración. Olor a tierra Húmeda, recién movida...
Intenta gritar, pero ningún sonido sale de su garganta. Y las paletadas de tierra, lenta e inexorablemente, caen sobre la tapa de su ataúd mientras Toño desgarra sus uñas contra la madera, en un salvaje e inútil intento por sobrevivir...
Su palabra terrible, claustrofobia, se une ahora a otra mucho más terrible aún: Catalepsia...
¿Por qué no esperaron un poco entes de enterrarlo? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ...
RISAS EN LAS SOMBRAS
Abrí los ojos. La penumbra y el olor a putrefacción fue lo primero lo que percibí. Por un momento, no supe en donde me encontraba; pero lo recordé. La estúpida mazmorra en donde me habían encerrado a petición mía. La sed era insoportable. Las ratas iban de un lado a otro; esperando a que sus compañeras muriesen para saltarles encima para calmar su hambre de carne. Pero su sangre era lo que importaba. Ese fluido carmín tan tentador y cálido; un verdadero placer. Un acto barbárico pero tan complacedor su fácil obtención. Un motín de caza magnífico y sublime.
- ¡No! Olvídalo piensa en otra cosa -me gritaba a mi misma. Desesperación. Angustia. Dolor.
- Olvídalo, olvídalo todo-. Pero no; su sabor, su calor.
¿Cuánto tiempo había dormido? ¿Hace cuánto no bebía una sola gota, sin desesperarme y matar a la primera cosa que se me acercara?. Debían de ser casi las 9:00 pm. QuÉ importaba; no saldría de ese lugar asqueroso aunque quisiera. No porque no pudiera hacer añicos los desvencijados barrotes, sino porque tenía que probar cuál era el verdadero alcance de mi voluntad y paciencia. Tal vez por la simple idea de estar atrapada pero saber como salir y sin embargo no hacerlo. Tal vez por esperar a que el confiado profesor Athur fuese a verme para “curarme de mi demencia”. Tal vez por hacerle la vida miserable a McGregor. La verdad era que no lo sabía con certeza. ¿Raro? Claro que no. Después de veinte años vagando sin rumbo y cuatro de aislamiento en una pocilga como aquella hace que la noción que tienes de lo que conoces cambie progresivamente; o simplemente tenga un sentido distinto; deja de tenerlo o no quieras entenderlo -comúnmente quieres olvidarlo-. En todo caso, tuve la misma existencia como cualquiera en mi mismo estado -si se le pudiera llamar de esa forma- aunque algo obsesivamente conservadora o patética para ojos de los otros más “fanáticos”. Ahora ni siquiera pruebo gota alguna.
Observé el ya conocido lugar. Suelo y paredes de piedra macizas y húmedas, con naciente maleza en sus abundantes grietas; ese olor asqueroso a putrefacción llenaba todo; y los famélicos y hambrientos roedores pululaban por doquier, reunidos a montones cerca de los cadáveres de las otras, saliendo de sus madrigueras como insectos, con esos negros ojos brillantes y saltones mirándome, abalanzándose encima de mí, pero en el último momento sólo bastaba azotarlas con mi brazo para despedazar sus cuerpos contra las paredes; ya no me importaba qué caminara a mi alrededor.
Según lo que sabía, el sitio había sido en un tiempo usado durante la Edad Media como cárcel y cámara de torturas para malhechores y asesinos, a veces inocentes. Una estancia circular, techo, paredes y suelo arqueados, éste último con una abertura en el centro, tapada con barrotes, al igual que en las paredes a manera de celdas. Todo el “conjunto” ubicado a seis metros bajo la superficie; en un extremo, la única salida daba a unas escaleras al exterior.
Estar allí me hacía sentir como pudieron haberlo experimentado esos hombres, atrapados, sin posibilidades de escape alguno, esperando el trágico final de sus desgraciadas vidas; la muerte se convertiría en su único alivio después de todo ese sufrimiento. Yo lo llamaría suerte. Pensaba que tal vez de esa forma pagaría por lo que había hecho, como lo hicieron ellos.
Pero era un verdadero aburrimiento, me la pasaba observando el vacío o leyendo los pocos libros que había traído conmigo, de casi mil páginas, ya leídos incontables de veces cada uno. Lo único entretenido que hacía a duras penas era leer las mentes de los empleados que me traían comida que ni tocaba y que resultaban un festín para mis amigas (alejándose después a la carrera).
Frecuentemente me acercaba a la puerta en cuanto se acercaban, espantándolos haciendo que la puerta vibrara con violencia; los pobres renunciaban al poco tiempo, algo que ponía a McGregor al rojo vivo -ja ja ja ja- aunque se esté al borde de la depresión, no significa que no tenga que ser entretenido ¿no?
Había un montón de heno en un rincón con forma de cama en donde me sentaba por horas inmóvil, esperando a que alguien pasara, era algo ocioso pero divertido; sus pensamientos me aburrían, siempre en lo mismo, ”tengo que atender al paciente número doce, el Señor me despedirá si sigo haraganeando por las tardes….", "bla ..bla..bla". Pero ellos se quedaban cortos, los verdaderamente extenuantes eran los lunáticos pacientes.”¡Ohh mira esa paloma!" Por cualquier estupidez, se quedaban con la boca abierta o hablaban con “amigos imaginarios” y mirando el techo como idiotas ¡Dios!
Pero de nuevo el deseo de sangre, ¿qué es lo que soy?, ni siquiera la luz de una vela la aguanto. Me recosté en el suave lecho y miré el techo. ¿Estaré demente? -ja ja ja, eso es lo que quería creer-. Cada vez que lo pensaba, la verdad era que quería salir de ahí, hace ya bastante que no veía las luces de la ciudad, que no veía otra cosa que esas paredes de piedras y esos sucios roedores
Y pensar que en algún momento de mi vida, mi ser era alguien diferente.
En realidad sentía tristeza y lástima por aquellas personas. La mente es mente, es muy frágil y sin olvidar el alma, que de muy fácil manera puede llegar a corromperse. Sus familiares los enviaron a este zoológico para curarlos o simplemente para deshacerse de ellos. Pobres... atrapados… condenados en su propia mente… un destino cruel y en soledad. Ja ja ja.
EL CHAT PROHIBIDO
Un día me dijo que era vidente, y no es que no le creyera, pero me muestro generalmente bastante incrédula respecto a estos temas. Lo que no veo, no existe para mí. No digo que debiera haberle creído sólo porque le estimaba ya que en mi opinión la amistad y la confianza son muy importantes, pero simplemente hice un esfuerzo y le di el beneficio de la duda. ¿Y si era yo la que estaba equivocada?. No volvimos a hablar del tema hasta que un día volvió a aparecer en el chat donde estábamos hablando y me envió un privado. Era una de esas ventanitas que sólo podíamos ver ella y yo. Absolutamente privado.
ELLA - Hola, ¿seguimos el tema?
YO - ¡Vale! Pero no creo que puedas convencerme, ya sabes... me cuesta creer estas
cosas.
ELLA - No pretendo convencerte de nada, pero nací con ciertos dones y tampoco tengo
intención de ocultarlos al mundo.
YO - Eso debe estar bien.
En realidad no sabía qué decirle. ¿Estaba bien? En fin... poco podía decir yo al
respecto.
ELLA - Está bien, pero no siempre. Cuando tengo una visión acabo agotada.
YO - ¿Te supone un esfuerzo?
ELLA - Sí, bastante esfuerzo.
YO -¿Y por qué lo haces?
ELLA - No es algo que se elija, se nace con ello.
Hubo un silencio en el que ninguna de las dos parecía saber qué decir. Miré el canal
donde nos habíamos conocido siete meses atrás. Estaban hablando de las próximas
vacaciones de verano.
ELLA - ¿Sigues ahí?
YO - Sí, ¿no puedes verlo? .-Bromeé.
Entonces dijo algo que me asustó.
ELLA - Sí, puedo verte.
Tragué saliva y pensé, vaya, me está tomando el pelo y yo caigo como una tonta.
Sentí un escalofrío pero decidí presionarla.
YO - ¿Ah, sí? Pues dime... ¿con quién estoy?
ELLA - Sola
Bueno, eso podía haberlo comentado antes en el chat y que ella lo hubiese leído.
Decidí seguir con aquello como si se tratara de un juego.
YO - Dime algo que me sorprenda. Algo que veas en mi habitación.
ELLA - Veo que tienes algunas de las teclas de tu ordenador borradas. Tecleas rápido.
YO - Ya, pero eso puede pasarle a cualquiera. Las letras de los teclados se borran.
ELLA - Tú tienes borrada la A, la S, la L y la M.
Miré mi teclado más curiosa que horrorizada, pero de la curiosidad a la ansiedad
hubo tan sólo un instante. Ya no me hacía tanta gracia el juego. Mi condición de
incrédula, no obstante, me hizo ir más allá.
YO - Amiga... estoy segura de que casi todos tenemos las mismas letras borradas. Dime
algo que sorprenda de verdad.
ELLA - ¿Por qué quieres seguir con esto si no me crees?
Buena pregunta, pensé.
YO - Igual para conocerte un poquito más, o para experimentar algo que no haya
experimentado antes.
En ese momento supe que ella sonreía desde su lado del monitor. Internet es un sitio curioso. Estás en tu casa, en camiseta de tirantes y pantalón corto, descalza y con el ventilador puesto cuando al otro lado de la pantalla alguien te habla abrigado hasta el cuello, con un par de calcetines y la estufa puesta porque tú estás disfrutando del inminente verano y ellos aún están pasando el clima del invierno.
Mi amiga se había mostrado siempre amable, abierta, simpática y con un buen sentido del humor. Se podía decir que coincidíamos en todo menos en este tema. No nos gustaba el fútbol, adorábamos las comedias, nos encantaba Oscar Wilde, ambas habíamos visitado Orlando, a las dos se nos había muerto el padre... ¡eran tantas cosas las que nos acercaron y nos hicieron grandes amigas!.
ELLA - ¿Cómo llevas el libro? –Preguntó de pronto.
YO - ¿Qué libro?
ELLA - El que tienes encima de la mesa... déjame ver... La fuerza bruta, de John
Steinbeck.
Miré a mi derecha con los ojos como platos. ¿Se lo había dicho? ¿Le había dicho que lo había empezado o que iba a leerlo? ¿Le había dicho que solía poner los libros en mi mesa porque me encantaba mirar una y mil veces las portadas de los libros que me estaba leyendo? Evidentemente, la respuesta debía ser sí.
YO - Acabo de empezarlo.
Lo escribí sin dejar notar nada sobre mi –todavía- sorpresa.
ELLA - Yo no lo he leído.
YO - Ya te diré qué me parece.
En el chat general el tema de conversación giraba en torno a las lanchas motoras. No me pareció más interesante que mi conversación en privado y me puse a pensar qué podía preguntarle para descubrirla o rendirme a sus pies definitivamente. Pero habló ella.
ELLA - Alguien va a llamar a la puerta.
YO - Ah, pues ve, te espero.
ELLA - No. Es en tu casa.
Sonreí incrédula. Iba a poner una risa (jajajaja) cuando sonó el timbre. Miré hacia la puerta de la habitación. Mis ojos volvieron a la frase premonitoria de mi amiga.
YO - Ahora vengo.
ELLA - Ok.
Llegué hasta la puerta y miré por la mirilla. Un vendedor de alfombras.
- No me interesa. –Dije para no tener que abrir.
El chico dijo algo que sonó despectivo y se marchó a otro piso.
Volví al chat.
YO - ¿Cómo lo sabías? Era un vendedor de alfombras.
ELLA - Te he dicho que puedo verte.
Sopesé la posibilidad de que tuviera razón pero mi sensatez lo negaba una y otra vez. No había nacido yo para creérmelo todo, y menos aún aquello que escapaba a la lógica. Mi amiga no sólo estaba en su casa, sino que estaba en otro país y teníamos distinta franja horaria.
ELLA - ¿Sabes? Algo me dice que debo seguir mirándote. No te asustes pero...
YO - pero???????
ELLA - Es que no sabría explicártelo. Generalmente tengo visiones premonitorias, otras veces, como hoy, puedo provocar el verte. Aparecen imágenes frente a mí y te veo, veo tu habitación, pero esto supone un gran esfuerzo. Me duele la cabeza.
YO - Ya, pero... ¿y el “pero” que decías?
ELLA - Es que no quiero asustarte pero presiento algo raro.
YO - Ahora sí que me estás asustando.
¡Pero qué poca firmeza tenía, por Dios! ¡Ahora estaba asustándome de verdad! Yo, la
incrédula, la que si no ve, no cree. Me sentía agitada. Quizás se debía a que eran
pasadas las diez de la noche ya, estaba sola en casa y la última persona que había
visto había sido un desconocido poco amable desde una mirilla. Al menos aún podía
escuchar el volumen alto de un televisor. Era mi vecina, una viejecita que estaba
algo sorda.
YO - No sé pero... quizás deberíamos cambiar de tema.
YO - No es que me hayas convencido pero...
ELLA - :) No te preocupes, te entiendo. ¿Tengo tu permiso para seguir observando?
YO - Claro, pero que conste que no tengo tan claro que puedes verme. Mi sesera me
impide creerte. :)
Miré de nuevo el chat para ver si surgía algún tema en el que pudiera involucrarme
pero estaba parado. Había unos siete miembros en el chat y ninguno de ellos hablaba.
Todos estaban en privados. Miré la ventanita del privado de mi amiga.
Iba a escribir algo cuando ví que ella se me había adelantado.
ELLA - Cielo, ahora te asustes pero, no estás sola.
Sentí un escalofrío en mis piernas y mis brazos. Tanto se erizó el vello que me
dolió. ¿Cómo se podía calificar a una de “cielo” para luego decirle que no estabas
sola en la habitación?.
YO - ¿Qué quieres decir? Me estás poniendo nerviosa.
ELLA - No puedo identificarle pero está detrás de ti
YO - Por favor para
ELLA - No se mueve casi, no te asustes, déjame observarle.
YO - Estoy asustada.
Ahora sí que lo estaba. Miraba la ventana. Oscuridad total. No me atrevía a girarme
hacia atrás. ¿Y si veía algo que no quería ver? ¿Y si allí estaba mi amiga? ¡u otra
persona! Eso aún era peor... comencé a notar un nudo en la garganta. Hubiera querido
ser más valiente o más cobarde y llorar, pero estaba estancada en mi propia lucha
para creer o no creer.
ELLA - ¿Notas frío a tu alrededor?
Su pregunta me llegó casi cuando estaba a punto de apagar el ordenador y encender la
luz del techo para meterme rápidamente en la cama y olvidarme del tema.
YO - Estamos a más de 30 grados.- Le informé.
ELLA - Ok. Es que no consigo entrar en él.
YO - ¿¿¿EL??? ¿entrar??
ELLA - Se muestra como una estatua por eso no me deja descubrirle. No sé si es bueno
o tiene malas intenciones. Sólo sé que está ahí, estático.
YO - Yo no veo a nadie... esto no me gusta.
ELLA - Ya te dije que no te asustarás, cielo. Además, yo estoy contigo.
YO - Sí, a miles de kilómetros de distancia.
Entonces lo noté. Una especie de roce helado, como si hubieran puesto una mano sobre
mi brazo. En la zona donde la sentí el pelo de mi brazo se erizó. Completamente en
alto. El resto de mi cuerpo no notó nada.
YO - ¡Está pasando algo!
ELLA - ¿Qué??
YO - He sentido un frío helado en mi brazo.
ELLA - Tranquilízate.
YO - Se me ha erizado el pelo, tengo una extraña sensación.
Comenzaba a ser pánico.
ELLA - Cielo, tranquila, hazme caso.
YO - Esto es muy raro
YO - Estoy asustada
YO - Necesito tranquilizarme, estoy.... joder!
YO - joder joder joder joder joder
ELLA - ¿Quieres dejar de escribir?
YO - joder joder joder joder joder
ELLA - Te va a dar una taquicardia, tranquilízate.
Y entonces noté un soplo frío en un mi cuello, como si me hubieran tirado el aliento.
YO - ¿Qué significa el frío del que me hablabas?
ELLA - El frío lo transmiten los muertos cuando se acercan, generalmente algo
enfadados o...
YO - ¿OOOOOO??????????
ELLA - violentos
YO - ¿VIOLENTOS?????
YO - Joder ayúdame, qué hagooooooooo?????
ELLA - Tranquilízate, yo no lo he visto moverse.
YO - ¡Haz algo!
ELLA - Cielo ¿quieres tranquilizarte?
YO - ¡Hay alguien conmigo joder! Tengo un muerto tirándome su aliento en mi espalda,
estoy acojonada estoy asustada estoy llorando
ELLA - Cielo.... ¿te importaría escucharme? Deja de escribir y lee esto
Hice un esfuerzo. Para mí escribir suponía no mirar atrás y leer palabras, ya fueran
suyas o mías, sentirme menos sola en mi habitación.
ELLA - No hay nadie, cariño.
YO - Lo dices para tranquilizarme.
ELLA - NO HAY NADIE
YO - Está aquí, lo siento, lo presiento lo notooooooo
ELLA - Ok. Escúchame. Era broma.
YO - ¿Broma????
ELLA - Quería demostrarte que no existen los incrédulos, cálmate por favor. Yo no veo
nada, es cierto que a veces tengo visiones premonitorias, como cuando han llamado a
la puerta, pero no puedo obligarme a ver a nadie.
YO - pero yo siento algo
Esto último lo escribí con lágrimas en los ojos y más asustada que nunca.
Sus palabras no me tranquilizaban. Las lágrimas a veces me impedían leer bien pero
me las quitaba restregándome en segundos los ojos o apretando los párpardos para que
salieran disparadas y dejaran de molestarme.
ELLA - Voy a llamarte por teléfono.
Pocos segundos después sonaba el timbre del teléfono. ¿Había hecho ella misma una
conferencia para convencerme de que no existían las videntes ahora que ya me lo
había creído?. Fui a descolgar pero ocurrió algo que congeló mi mano en el aire.
ELLA - Cielo, no puedo llamarte sin desconectar esto. Sólo tengo una línea. ¿Puedo
llamarte o prefieres que sigamos aquí?
Cuando ya tenía puesta la mano en el auricular ví su privado. ¿Cómo podía escribirme
y llamarme a la vez? Miré el identificador de llamadas antes de descolgar. No había
número, era anónimo. No era ella. Eso lo tenía claro después de haber visto el
privado.
Respiré hondo y dudé entre contestar al privado o descolgar el teléfono. Me decidí
por la llamada.
- Dígame.
- Tu amiga va a a morir mientras tú escuchas este mensaje.
Jamás había sentido tanto miedo y jamás en mi vida mi corazón había dado un vuelco
tan grande ni mis piernas –aún sentada- me habían fallado con tal rapidez. Me hice
de mantequilla. Comenzó a darme vueltas la habitación y luché por recuperar el
aliento.
De pronto la línea se cortó y comenzó el molesto pitido de “comunicando”.
Solté el auricular como si me quemara en las manos.
Volví rápidamente al chat, al privado. Tecleé tan rápido que lo escribí todo mal.
YO - ?ESta`s ahí´?
YO - respondeeee!!!!
YO - responde por favvor!!!!
YO - ¿no me lees¿¿¿
YO - DI ALGOOOOOOOO
Histérica, cogí mi agenda y marqué su número de teléfono. Yo sí tenía dos líneas y
podía permitirme permanecer en internet mientras le llamaba. Conseguí comunicación
con el extranjero y esperé... esperé nerviosa, mordiéndome el labio, más agitada que
entera, más asustada que nunca... prácticamente bailaba en mi asiento.
Pero no contestaba.
Colgué furiosa pegándole tal golpe al auricular que pensé que me habría cargado el
teléfono. Volví al privado y traté de que mi amiga respondiera. No lo hacía. Al
final apareció un mensaje en mi privado. En su ventana.
ELLA - Ahora sí te veo. No tengas miedo. Sólo me quedaré un momento.
Sentí un escalofrío que me recorrió la espina dorsal. El chat me indicó que tras
escribir esa última frase, mi amiga había salido del chat. Ya no estaba allí. No se
había despedido de nadie, ni de mí, ni del resto de los miembros del chat. Había
desconectado.
Miré fijamente la pantalla que sólo se movía ahora en el chat general. Ni siquiera
sé de qué estaban hablando. Para mí todas las líneas no tenían significado, sólo
podía mirar su último comentario del privado. “Ahora sí te veo. No tengas miedo.
Sólo me quedaré un momento”.
Entonces lo entendí.
Comencé a llorar desesperada.
Mis manos corrieron a mis ojos y lloré sofocada, entendiendo que mi amiga había
muerto, que era yo la que había tenido el presentimiento y la premonición, y que
ahora ella estaba a mi lado. Esta extraña comprensión me hizo girarme y mirar mi
habitación vacía. No quería creer que no estuviera allí. No podía, no después de
todo....
Una caricia, tan suave que apenas era como un suspiro, acarició mi cabeza.
Transmitió tal cantidad de paz que lejos de asustarme me relajó. Mis lágrimas
continuaron cayendo por las mejillas. Ya no las secaba. Miraba al vacío sabiendo que
ella estaba frente a mí.
- ¿Qué te han hecho? . –Pregunté al aire.
- Pssss.
Respiré hondo al escuchar ese sonido. Era como cuando era pequeña, tenía miedo y mi
madre ponía su dedo en la boca y soplaba para que olvidara el tema y pensara en
cosas bonitas.
Ladeé triste la cabeza. La paz de su caricia no me abandonaba pero sabía que éste
sería nuestro primer y último encuentro sin el ordenador de por medio. Me tembló el
labio.
- Te echaré de menos.
En ese momento en el ordenador hubo un movimiento general. Se minimizó el chat, se
abrió solo un tratamiento de textos, y apareció una corta frase en una página en
blanco:
Y YO A TI.
EL DESPERTAR
Antes que nada, permítanme contarles la leyenda que ha inspirado este relato. Una leyenda urbana, real y muy popular en el estado de California del sur, México. Una leyenda que posiblemente se convierta en realidad en muy poco tiempo.
Hace 99 años, un vampiro murió, y fue enterrado como un cristiano cualquiera, pero cuenta la leyenda, que al anochecer del día 12 de enero del año 2006, cuando este ser cumpla 100 años de haber fallecido, resucitará; saldrá de la tumba e iniciara un nuevo reino de terror, y no prevalecerá otra cosa más que la maldad.
Enero-11-2006
Encontramos a Marlene, una joven de 23 años, buscando arduamente en Internet, alguna historia paranormal que pueda investigar y publicar en la revista “Histerias Paranormales”, para la cual trabaja, en la editorial “SudCalifornia” en La Paz B.C.S.
¡Por fin! –Exclamó Marlene, con un gesto de alivio en su cara-. Al parecer había encontrado algo muy interesante; su mirada se colocó completamente al frente de su monitor, y leyó detenidamente el siguiente texto:
El despertar de Loret Blackmen está cerca; Enero-12-2006 es la fecha en que este
diabólico ser volverá a la vida.
Seguido de la leyenda anteriormente mencionada, e imágenes de “La Purísima”, pueblo
donde se encuentra la tumba del supuesto vampiro.
Esto es lo que necesito. –Dijo Marlene- Y además el lugar de los hechos, se encuentra a menos de 3 horas de aquí (La Paz B.C.S) –Decía en su interior mientras una sonrisa se dibuja en su rostro.
Enero-12-2006
Son las 5:15 a.m., vemos claramente un coche blanco, Royal Park para ser más exactos, moviéndose rápidamente sobre una carretera, un tanto descuidada y llena de imperfecciones, claras señales de un mal gobierno desinteresado por la imagen, comodidad y seguridad de su gente. Dentro de este auto, podemos observar a dos personas, el piloto y un acompañante al asiento delantero; un hombre y una mujer respectivamente. La mujer no es nadie más que Marlene, y el piloto es nada más y nada menos que el novio de ésta, Javier; quien no permitió que su amada viajara sola a un lugar desconocido, así que decidió acompañarla.
Mientras el auto sigue avanzando, a escasos tres metros de distancia se observa un letrero que dice ‘Km100’, justamente ahí el auto disminuye su velocidad para finalmente salir de la carretera y adentrarse en un estrecho camino. Este camino tiene una apariencia bastante peculiar, se nota muy descuidado, pareciera que nadie ha pasado por él en 50 años. Rocas, piedras, polvo y arbustos, son algunos de los inconvenientes por lo que atraviesa este automóvil que no fue necesariamente diseñado para este tipo de caminos.
6:32 a.m., el auto se detiene, frente a este podemos observar un enorme arco rodeado de plantas secas, sin vida, y sobre él, un letrero hecho sobre una base de madera en el cual apenas se pueden distinguir las siguientes palabras: -Bienvenido a “La Purísima”- . Marlene y Javier, siguen avanzando, atravesando este inexpresivo arco y prácticamente entrando al pueblo.
¿Qué se supone que es esto? –Preguntó Javier, muy desconcertado-
Un Pueblo –Le contestó Marlene, con una expresión de seriedad-
Lo que observaban Marlene y Javier, no era un pueblo cualquiera, a simple vista era un Pueblo Fantasma. No hay gente en sus calles, la fachada de las casas las hace lucir antiguas y abandonadas. El suelo se encuentra tapizado de hojas muertas que dan un toque melancólico y frío al paisaje.
Paran el auto, bajan de él, e inician un recorrido por el lugar, empiezan por la plaza, la cual aún conserva como símbolo característico, una enorme fuente de la cual brotaba el delicioso líquido de un “Ojo de Agua”, adornada por una gran variedad de pedernales, y piedritas de colores.
El apacible silencio del instante, fue abruptamente cortado por el estruendoso sonido de una Campana. Su sonido era de tal magnitud, que Marlene no aguantó mucho tiempo, y decidió cubrirse los oídos con sus manos. Cuando el silencio volvió, Marlene y Javier se dirigieron a una pequeña iglesia que se veía a lo lejos, y de la cual venía el fuerte sonido de aquella campana.
Entraron lentamente a la pequeña iglesia y lo que observaron a simple vista fue lo siguiente: Primeramente al pie del púlpito se encontraba un sacerdote pidiendo orar por el alma de todos, ante el terrible suceso que posiblemente ocurriera en unas cuantas horas. En la banca de la primera fila, tenemos a una mujer de edad avanzada, rezando y con un rosario en sus manos, apenas podemos ver su rostro ya que lo tiene cubierto por un
velo negro. Tras ella, vemos lo que parece ser una familia, el padre, la madre, y dos pequeños niños. Un poco más atrás, un hombre y una mujer, de edad madura, y muy atentos a las palabras del sacerdote. Y al final, se encuentra un hombre, de avanzada edad, a primera vista puede resultar un tanto desagradable, ya que su aspecto deja mucho que desear, viste ropa muy sucia.
Pasaron aproximadamente 15 minutos. Todos los presentes se dirigieron al cementerio del pueblo, excepto Marlene, Javier y el sacerdote quienes se quedaron en el lugar.
Pasaron las horas. 6:00 p.m., todos se encontraban ya en el cementerio.
El sol se ha ocultado, nubes negras cubrieron rápidamente el cielo, y feroces ráfagas de viento azotaron el lugar, la histeria se ha apoderado de todos, se escuchan gritos, se escuchan llantos, pero entre todo eso, se escucha fuertemente una voz que implora a Dios, no permita esta atrocidad.
El viento ha cesado, la calma inunda el sitio.¡Gracias dios mío! – Todos dicen-, pero de entre los majestuosos árboles que rodean el cementerio, se deja venir una parvada de cuervos que atacan a todos los presentes y no se apiadan ni siquiera de los más pequeños. Marlene se encuentra ahí! Petrificada ante tal atrocidad, parece que nadie ha quedado vivo, ella está inmóvil, a dos metros de la tumba de Loret Blackmen. Pero peor que la masacre de la cual acaba de ser testigo, es lo que está a punto de vivir…
De entre la tierra de la tumba, empieza a salir un mano con enormes garras, pronto podemos ver el brazo entero, inmediatamente vemos el cráneo de este ser, para finalmente salir a flote completamente el putrefacto cuerpo del vampiro. Aún conserva esos enormes ojos, rojos como la sangre, de su mandíbula sobresalen dos enormes colmillos, despide un fétido olor. Y ahí esta Marlene observando a este monstruo, sin poder hacer nada más… Blackmen la observa fijamente, se acerca a ella, la toma entre sus manos y le perfora el cuello con sus enormes colmillos, mientras se alimenta de ella, su cuerpo se regenera de pies a cabeza, Marlene está a punto de desfallecer.
De entre los cadáveres, Javier se levanta, coge una roca y golpea a Blackmen… Loret inmediatamente lo toma por el cuello con su mano izquierda mientras introduce su mano derecha dentro de su abdomen.. para después sacarla bruscamente y esparcir las entrañas por doquier…
Ahí encontramos a Marlene, recostada sobre el suelo, blanca, totalmente pálida, con una expresión de horror en su rostro, muerta…
Javier, entre un enorme charco de sangre, con las vísceras fuera de su cuerpo, y hirviendo de alimento a estos infernales cuervos…
Podemos ver a Loret Blackmen, caminar entre la oscuridad de la noche, entre los árboles que parecen abrirle paso, podemos verle caminar, acompañado de ella, la que ha elegido como compañera para toda la eternidad, con aquella que compartirá su gloria y sangre, Marlene.
EL HOMBRE DEL SACO
Eran cerca de las nueve y papá vino a darme las buenas noches. Mamá era la que siempre me acostaba y él venía cuando iba a ponerse el pijama, con lo cual no era de extrañar verlo desabrochándose la camisa o los zapatos.
- Mañana, partido- Me dijo sonriente mientras me acariciaba la cabeza.
- Sí...- Dije felizmente sin ocurrírseme nada que decir.
- Bueno, te dejo que descanses. Acuérdate mañana de desayunar bien.- dijo acariciándose la pequeña calva que le estaba saliendo. Cada vez que mi padre me daba un consejo, se me quedaba grabado en la cabeza.
Se despidió con un beso en la frente y cerró la puerta. Era extraño pero cada vez que la puerta estaba cerrada, sobre todo de noche, no parecía mi habitación. Era como si me encontrase de repente en un sitio aislado de toda la casa, lejos de todo el mundo. La lámpara de cera que me habían regalado por mi cumpleaños contribuía a ello, pues proyectaba extrañas sombras con movimiento dentro de una luz verdosa que empapaba todo el cuarto. En mi despertador de las Tortugas Ninja, el segundero sonaba con violencia aunque normalmente no me percataba de su existencia. A lo lejos oía la voz de mis padres y una suave melodía, aquella noche no parecían querer ver la tele.
Tumbado boca arriba en la cama, pegué un poco la barbilla a mi pecho y miré la ventana. Desde aquel sexto piso (y desde mi cama), lo único que veía era la luna suspendida en el aire, incompleta, sin fuerzas para dar luz. Giré la cabeza hacia la derecha y miré la puerta en la pared del pequeño trastero. Allí estaban mis juguetes y en noches como esa, en las que papá y mamá no veían la tele, se oían terribles gemidos y ruidos.
Deseé con todas mis fuerzas que aquella noche no oyera nada, pues empezaba a sentir pánico y aunque luego de día no recordaba nada, algo me hacía pensar que si esa noche volvía a tener pesadillas lo recordaría para siempre.
Pasó mucho tiempo sin que pasara nada. De vez en cuando oía alguna risa de mamá, como si papá le contara cosas graciosas y la música seguía sonando, aunque canciones distintas. El sudor frío se hizo presente en mi nuca y espalda cuando empezaron los ruidos. Eran ruidos extraños, como muelles oxidados y alguien dando pasos dentro del trastero. Ya no oía a papá ni a mamá. De repente empezaron aquellos gemidos y creí que la puerta del trastero se iba a abrir...
- ¡Papaaaaaaaaaaá!- Grité con todas mis fuerzas.
Los ruidos cesaron repentinamente, como si el sólo hecho de llamar a mi padre los aterrase. En unos instantes estaba en mi cuarto y con la luz ya encendida, me abrazaba y escuchaba mis explicaciones.
- Pero tranquilo, el hombre del saco no existe- dijo disimulando una sonrisa.
- Sí, si que existe. ¡Yo lo oigo!- Le expliqué. No me gustaba que pensase que eran “cosas de niños”.
Entonces mi padre me guiñó el ojo y se me acercó al oído para susurrarme: “Bueno, pues si existe, yo lo cazaré”. Acto seguido se levantó y se dirigió hasta mi puerta. Luego salió y me miró.
- Bueno, hasta mañana. Recuerda que los monstruos no existen- dijo en voz alta. Luego volvió a entrar en mi cuarto sin hacer ruido y cerró la puerta. Se sentó en la esquina de la pared de la puerta y la del trastero y se llevó el índice a los labios, indicándome que guardara silencio. Todo parecía un juego para él.
La lámpara de cera volvió a hacer de las suyas. Esta vez ya no se oía la música y por supuesto tampoco hablaban papá y mamá. Todo era un escandaloso silencio, a excepción de mi despertador que no hacía más que acelerar mi pulso. Tic tac, tic tac, tic tac, tic tac...
La luna aparecía y desaparecía tras mis párpados y éstos parecían más pesados cada vez. Pero cuando estaba a punto de dormirme, los ruidos comenzaron una vez más y miré con los ojos como platos a mi padre.
Papá no me miró pero puso la cara que ponía cuando el mando de la tele no funciona. Se puso de pie y dio dos pasos, hasta quedar delante de la puerta del trastero. Los gemidos empezaron y mi padre, sin pensárselo dos veces, abrió la puerta del trastero. La luz de la lámpara de cera no parecía entrar en el trastero y la oscuridad era más recalcada en él. Al abrir la puerta, los ruidos se agigantaron un poco y yo comencé a estremecerme en la cama.
- ¿Papá...?
Papá se giró y puso de nuevo el índice delante de su sonrisa, como si no quisiera que lo sorprendiesen porque estaba a punto de gastar una broma. Entonces algo brilló dentro del trastero y escuché un pequeño silbido. Un segundo después, la cabeza de mi padre, desprendida del cuerpo, chocaba contra la lámpara de cera, haciéndola añicos y todo se envolvió en oscuridad.
Fui incapaz de reaccionar, me quedé petrificado mirando la forma negra en el suelo que era la cabeza de mi padre. En la penumbra empecé a escuchar un goteo y pensé que era de sangre. Algo salió del armario y al andar hacía aquellos ruidos extraños que se oían en el trastero y resonaban con estrépito en mi cabeza. Avanzó hasta donde yo miraba, cogió la cabeza de mi padre y la metió en un saco que arrastraba y donde parecía llevar otras cabezas. Luego volvió al trastero haciendo los mismos ruidos y cerró la puerta tras de sí.
En breves instantes mi madre entraría en mi cuarto para ver si todo iba bien y encendería la luz. No tenía ni idea de cómo explicarle lo que había sucedido.
EL NIÑO DEL CORAZÓN DE PIEDRA
¿Cuánto hace que callas ese secreto…?
Walter tenía el récord de puntualidad en la primaria N. Llevaba pocos meses trabajando allí, pero ya se había ganado el cariño de todos. Era: "¡Un hombre intachable!" como dijo una vez el director del instituto, quien hasta le dio llave de su salón y de la biblioteca… Ese día, Walter cargaba el mismo entusiasmo, el uniforme recién planchado y su maletín, que a todos les pareció un poco más pesado por la manera en que lo sostenía. Su alegría desbordaba en cada saludo a sus colegas, y su sonrisa crecía con cada paso que daba hacia al aula donde sus alumnos de primer grado lo esperaban con el mismo ánimo. ¡Claro! ¡Era viernes!, días en que Walter reúne a sus pequeños para contarles un cuento antes de comenzar la clase.
- ¡Hola pequeños! - dijo muy alegre Walter cuando abrió la puerta.
- ¡Buenos días maestro Walter! - dijeron todos los niños en coro.
- Hoy les tengo un cuento muy especial.
- ¿Sí, cuál? -preguntaron algunos.
- ¡Uno muy distinto! ¡Ja, ja!... Espero que sean unos hombrecitos y mujercitas valientes, porque voy a contarles uno de terror.
- ¡Yo no tengo miedo! - dijo la niña más malcriada del grupo.
- ¡Ja, ja! Bueno, espero que todos sean igual que tú - dijo Walter camino a su mesa.
Los niños arrimaron los pupitres hacia atrás para poder sentarse en un círculo alrededor del cuentista.
- ¿Están todos? - preguntó Walter después que dejó su maletín sobre la mesa.
Los niños, ahora sentados en círculo en el suelo, miraron a todos lados y luego respondieron:
- ¡Como siempre falta L.!
- ¡Ja, ja! ¡L.! ¿Cuándo no? Ese impuntual… Bueno, lástima…! ¡Comencemos! ¿Les parece? - preguntó Walter parado en el centro del círculo.
- ¡Sííííí! -dijeron los niños.
- ¡Bueno! El cuento se llama: El Niño "Corazón de piedra".
- ¡Uyyy! -dijeron algunos.
- Bueno aquí va: érase una vez, hace muchos años, cuando los animalitos andaban libres en un bosque sin que nadie los molestara…
- ¡Esto no asusta! -interrumpió la niña malcriada.
- ¡Cállate! - le contestó un niño regordete- ¡No interrumpas al profe…!
- ¡Ja, ja! ¡Estos chiquitos! Tienen que tener paciencia, sobre todo tú que eres una niña tan madura y valiente.
- ¡Siga, siga! - gritaron los otros niños mientras aplaudían.
- Está bien, está bien, ¿dónde iba? ¡Ya!: hace mucho, cuando los animalitos andaban libres, un niño igualito a ustedes y muy valiente también, se adentró a lo más profundo del bosque de su pueblo. Se había escapado del colegio para jugar al explorador y hasta pensó que encontraría un tesoro entre los árboles.
- ¿Y encontró el tesoro? - preguntó un niño en el fondo.
- No, no. El niño descubrió algo más fascinante: los animalitos que allí vivían hablaban igual que los hombres.
- ¿Cómo? -preguntaron todos.
- Sí, sí. ¡Imagínese, como nosotros!... Bueno, sucede que cuando el niño regresó a su casa le contó a sus padres sobre el descubrimiento, pero no le creyeron. El niño se enfadó mucho y se fue esa misma noche de su casa y tomó rumbo al bosque, decidido a llevarse un animalito para enseñarle a sus padres que él tenía la razón...
- ¿Y el niño era millonario? - preguntó un pequeño.
- ¡Ja, ja! ¡Qué pregunta! No, de hecho, el niño era muy pobre y sus padres lo obligaban a trabajar después de clases; limpiando algunos graneros en los alrededores, cosa que a él le desagradaba y siempre le hizo aborrecer a sus padres.
- ¡Ahhh! - se escuchó.
- En fin pequeñitos; el niño caminó y caminó por el bosque y finalmente se encontró con una pequeña ave que conversaba con un zorro… ¡Y sin pensarlo dos veces el niño se le tiró encima al zorro y lo agarró por la cola!
- ¡Y el zorro se lo comió! - interrumpió el más alto de los alumnos.
- ¡Ja, ja! ¡No, no! El zorro se volteó y le dijo: "Niño, suéltame... Soy un pobre animalito del bosque que no le hace daño a nadie. Deja mi cola para correr hasta mi casa donde me esperan mis hijitos". ¡Ah! Pero el niño no le hizo caso y comenzó a arrastrar al zorro por la cola hasta su casa...
- ¡Uyyyy!
- Sí, sí. El niño pensó que sería muy fácil, pero a mitad de camino el zorro le dijo: "Niño, no has tenido la delicadeza de soltarme, aún cuando te he dado tiempo para arrepentirte... Piensa en mis hijitos, ¿es que no tienes corazón?" Y el niño le respondió "Sí tengo, ¡pero qué me importan tus hijitos!" El zorro se molestó muchísimo y como pudo se dio la vuelta y le mordió la mano al niño.
- ¡Y lo mató! - interrumpió otro niño.
- ¡Ja, ja! No, no… El niño soltó al zorro y cayó en el suelo. El animal se volteó y le dijo: "Ahora tendrás que pagar por lo que has hecho… Yo soy Barbatos, Conde de estas tierras. ¿No viste ayer al sol en Sagitario? ¡Ja, ja! No tendrás idea de lo que te digo. No importa, lo que importa ahora es tu castigo… a ver, a ver... ¿cuál será...?" El niño, ahora muy asustado, comenzó a arrastrarse de espaldas por el suelo mientras veía al zorro moviéndose en silencio de allá para acá.
- ¿Y qué pasó con el pajarito que hablaba con el zorro?
- ¿Pajarito? ¡Ah, sí! El pajarito se fue volando cuando el niño llegó… Pero eso no tiene importancia amiguitos. Miren, el niño tocó una gran piedra con su mano mientras trataba de huir; la agarró con su manita y con ella amenazó al zorro. Entonces el zorro cuando vio la piedra, le dijo: ¡Eso es! ¡Eso es! Haré que tu corazón sea tan duro y frío como esa piedra, y vivirás condenado a no sentir amor o felicidad por el resto de tu vida. ¡Entonces chiquitos, el zorro dijo un hechizo y la piedra que el niño sostenía se transformó en un gran y pesado corazón!
-¡Qué miedo!
-Sí, sí… El niño dejó caer la piedra, y al tocar su pecho sintió que nada latía. Luego el zorro comenzó a reírse y el niño se paró lentamente… El niño aprovechó que el animal estaba desprevenido, y con la piedra lo golpeó y golpeó hasta que…
- ¡Lo mató! - gritaron todos impresionados.
- ¡Sí, sí! El niño mató al zorro con la piedra. ¡Ah, chiquitos! Pero no fue lo único que hizo… Esa noche, cuando llegó a casa, buscó con cuidado el cincel más grande entre las herramientas de su papi y se dirigió al cuarto de sus padres, donde ellos dormían. ¡Al parecer a ninguno le preocupa dónde estaba su hijo! ¡Hasta el zorro que era un animalito lo hizo, pero ellos no! No mis pequeñitos, eran unos papás malvados que no merecían un hijito tan lindo…
- Sí, sí… ¿pero qué pasó? - preguntó el niño regordete.
- ¡Ja, ja! Cierto, me desvié un poco de la historia… El niño se paró en la cama de sus padres, puso el cincel en el pecho de su madre y con el peso de la piedra lo empujó y le atravesó el corazón. Luego con mucha rapidez hizo lo mismo con su padre… el niño salió corriendo de su casa con el cincel y el corazón de piedra y sigue haciendo de las suyas por allí. Fin… ¿Qué les pareció el cuento?
Los niños estaban paralizados y algunos abrazados unos con otros. Aún así, hubo uno que preguntó:
- ¿Entonces el niño sigue vivo?
- ¡Ja, ja! Sí, pero ya no es niño. Ya creció chiquitos, como ustedes lo harán algún día. ¡Pero quiero ahora mostrarles algo!
Walter, de espaldas a la pizarra, no se dio cuenta de que L. había llegado y estaba curioseando por la mesa del maestro... De repente el maletín y su contenido cayeron al suelo, y todos los alumnos salieron corriendo y gritando al pasillo principal. El director del instituto, que iba pasando por allí, entró al salón de Walter muy molesto y le preguntó:
- ¿Qué significa esto Walter? Esto es un instituto decente, y usted un hombre intachable. ¡Exijo ahora mismo una explicación!
El maestro caminó hasta la puerta, sacó la llave de su bolsillo y la cerró. Luego se dirigió hasta el maletín…
- ¿Walter? ¡Contésteme!... No me dé la espalda cuando le hablo. ¿Qué es eso que tiene en la mano...? ¿Un...? ¿Para qué es esa piedra...? Walter… ¿qué está haciendo Walter...? ¡Suélteme! ¿Qué hace...? No, no... ¡Aléjese de mi!... ¡Auxilio! ¡Socorro!
ESTAS SOL@
Elvira era una niña de unos diez años que no tenía papá, su mamá trabajaba todo el tiempo por lo que tenía que dejar a su hija sola en casa, pero una noche, sintió un escalofrío y tuvo
miedo de dejarla sola, pero como no podía dejar su trabajo ya que era su único sustento decidió irse.
"voy a llamarte cada 2 horas para ver como estas y no le abras a nadie, cuando llegue tocaré la puerta tres veces".
La madre cerró la puerta y se marchó, Elvira, asustada y sola decidió dormir para que pasara el tiempo sin darse apenas cuenta .
Al poco rato, el teléfono sonó despertando a la niña, se levantó del sillón y apresurada cogió el teléfono con la esperanza de escuchar la dulce voz de su madre:
- Mamá, ¿Eres tu?, ¿mamá?,¿mamá?....
Pero nadie contestó. Desilusionada y asustada colgó el teléfono y se fue a la cama mientras se tranquilizaba para quitar importancia a lo ocurrido.
- Después de todo la llamada se habrá cortado. Pensó Elvira.
De pronto, antes de que se acostase el teléfono volvió a sonar, al llegar y descolgarlo:
-¡Bueno..mamá no es gracioso contesta..mamá, estas asustándome!.
Elvira colgó de nuevo el teléfono y regresó a la cama, esta vez más asustada.
De pronto llamaron la puerta TOC TOC pero no hubo una tercera vez por
lo que Elvira decidió no abrir ya que su madre le había dicho que tocaría tres veces.
Al caer la noche la madre no había regresado y Elvira empezó a preocuparse y de nuevo el teléfono sonó.
-Bueno..mamá, ya es tarde ven a casa.
Del otro extremo del teléfono sólo se escuchó:
-Tu estas sola ahora.
Elvira colgó rápidamente el teléfono desesperada empezó a llorar corrió hacia la puerta para ir con alguno de sus vecinos para que llamaran a la policía, pero al salir Elvira encontró el cuerpo de su madre tirado en el suelo, ensangrentado, desgarrado totalmente, sus piernas horriblemente torcidas hacia ambos lados, sus brazos
quebrados como si un trailer hubiese pasado varias veces por encima.
Elvira no pudo resistir el tremendo impacto y cayó desmallada perdiendo el conocimiento, cuando despertó. Cuando despertó ya estaba en un centro de psicología infantil.
Aunque la ayudaron a superar la traumática experiencia, ella no dejaba de soñar con esa voz que le decía una y otra vez:
- Tu estás sola ahora…
Los psicólogos creían que Elvira había sido la culpable de la muerte de su madre, pero Elvira pensaba que eso no era cierto.
Elvira quería mucho a su madre y soñaba todos los días con ella.
Hoy aunque han pasado diez años de aquel trágico incidente, Elvira sigue en tratamiento y totalmente traumatizada en un centro psicológico.
¿Qué como se todo esto?, simplemente porque yo soy Elvira y quiero decirte a ti que estás leyendo estas lineas:
- TU ESTAS SOL@ AHORA.
TENGO UNA MUÑECA
El anciano Mr. Kirby, tras el recuento de la recaudación diaria, salió de su tienda, con intención de volver a casa, junto a su esposa. Cerró la puerta del establecimiento y, silbando una alegre tonadilla, se alejó calle abajo, a duras penas iluminado por la escasa luz de las farolas.
Atrás dejaba la tienda, después de diez horas de trabajo. Era un local grande, aunque Kirby había conseguido convertirlo en un lugar acogedor, a pesar de su tamaño, y el polvo se acumulaba sobre las estanterías, a veces incluso semanas enteras, hasta que la esposa del anciano, se decidía a visitar el lugar, y las limpiaba, sin hacer caso de las protestas de su marido, quien aseguraba que, el polvo, le daba a la tienda un aire más digno, más antiguo, pues, en el establecimiento, había montado Kirby su prospero negocio de antigüedades y cosas raras. Allí podías encontrar casi cualquier cosa: Desde una vieja plancha de hierro fundido que, tal vez, perteneció al Presidente Franklin. Hasta el cromo aquel que nunca aparecía en los sobres que te comprabas de niño. Mas, sin duda alguna, de lo que más orgullosos estaban los dos viejos propietarios del bazar, era de su colección de muñecas. Muñecas antiquísimas, se rumoreaba que la más moderna de aquellas muñecas databa de antes de la Segunda Guerra Mundial, y que había pertenecido a la familia del Presidente Roosvelt. Su valor, como se comprenderá, era poco menos que incalculable. No era, sin embargo, ésta la preferida de Kirby, si no una mucho más vieja, sucia con el trajecito medio descosido, con las manitas de porcelana, y un único ojo de vidrio, a la que el viejecito había bautizado, desde el primer día, con el nombre de Rose Mary, en honor de su única hija, muerta cuando a duras penas tenía tres años, en un horrible accidente de tráfico.
Como ya hemos dicho, Douglas Kirby, caminaba hacia su casa, donde le esperaba su amada mujer, con el plato de cena sobre la mesa, y una amorosa sonrisa en los labios. Recién había cumplido los setenta años, pero conservaba intacto todo su cabello, aunque completamente blanco. Poseía un rostro alargado y fino, ojos pequeños y vivarachos, una nariz prominente, y una boca pequeña, de labios finos, y constante gesto fruncido.
Pocas eran las veces que, fuera de su tienda, se paraba a charlar con sus conciudadanos, lo que había generado el rumor absurdo de que, estaba un poco chiflado. Muchos afirmaban que había traspasado el límite, y lo acusaban de hablar con sus muñecas, cuando se quedaba solo en el establecimiento.
En un bar cercano, mientras tanto.
-¿Vosotros no sois de por aquí, verdad? -Willie, dueño del bar, no quitaba ojo de los dos forasteros que, sentados en una mesa cercana a la puerta, vigilaban, con demasiada atención, la tienda de antigüedades.
-¿Eh? -Uno de los tipos, dedicó a Willie una extraña sonrisa-. No, somos de Chicago.
-Ah -El barman, asintió con un leve cabeceo, y dedicó su atención a un nuevo cliente, que acababa de entrar.
Poco más tarde, William, volvía a interesarse por los dos desconocidos:
-¿De Chicago, ha dicho?
-Así es, de Chicago -respondió, de nuevo, el mismo hombre.
-¿Son anticuarios? -El dueño del establecimiento, hizo un gesto con la cabeza, en dirección a la tienda de Mr. Kirby.
-¡Oh, no! -Contestó esta vez el otro hombre.
-¿Ah, no?
-No, no.
-Pues, parecen muy interesados en el anticuario -comentó Willie, con tono mordaz e irónico
-Eso, amigo, se debe a que nos gustan las antigüedades -se apresuró a responder, de nuevo, el primero de los dos individuos.
-Ah, pues, en esa tienda, lo máximo que encontrarán, serán muñecas rotas, cubiertas de polvo -y, tras este comentario, Willie, dejó el tema por zanjado, y se dedicó, de lleno, a atender a los parroquianos.
Media hora más tarde, los dos forasteros, salían del bar, y se encaminaban al motel de la viuda Klein, donde habían alquilado un par de habitaciones, las cuales, según su costumbre, no tenían pensado pagar, cosa que llevaban haciendo, impunemente, desde hacía meses, en su recorrido de robos y atracos por los E.E. U.U.
-¿Crees que el barman hablaba en serio, Roy?
-No. Supongo que lo dijo para despistar. Seguramente se olió lo qué pensamos hacer y pensó que, si nos decía que en la tienda no hay nada de valor, nosotros nos iríamos del pueblo, ¿verdad?.
-Marty, eres un chico listo -el llamado Roy, alzó la cerveza que estaba bebiendo, y brindó a la salud de su compañero.
Horas después, ya entrada la noche, los dos delincuentes, salían de sus habitaciones, y se dirigían a la tienda de Mr. Kirby, llevaban un gran saco de tela.
-Si todo lo que nos contó aquel tipo, es cierto, podemos hacer un gran negocio.
-Pues, Marty, yo no acabo de creérmelo -Roy, se detuvo, y miró a su amigo, mientras rebuscaba el juego de ganzúas en los bolsillos de su pantalón-. Hasta que no lo vea con mis propios ojos.
-¡Mira, ahí está la tienda! -Marty, hizo un gesto a su amigo y, tras comprobar que no había nadie en las cercanías, cruzó la calle, en dirección al bazar de Mr. Kirby.
-Deja, voy a probar con las ganzúas -Roy, sin perdida de tiempo, mientras, su compañero, vigilaba, comenzó a manipular la cerradura de la persiana con el juego de garfios.
-¿Ya está?
-¡Sí! -Levantaron la persiana lo suficiente, para poder entrar agachados al interior del local-. Comencemos a buscar.
-¡Mira! -Exclamaba, pocos minutos después, Roy, mientras mostraba a su compañero una pequeña cajita tallada en ébano-. ¡Esto debe de valer, por lo menos, trescientos dólares!
-Deja eso -ordenó, Marty, con voz firme-. Aquel hombre, fue claro. Sólo las muñecas.
-O.K. -Roy, devolvió la caja de madera a su lugar, y siguió a su compañero al fondo de la tienda, en busca de la valiosa colección de muñecas antiguas.
-¿Ves algo?
-No, esto está muy oscuro.
-Espera -Marty, rebuscó en los bolsillos de su pantalón, hasta dar con una pequeña linterna-; ahora -encendió la diminuta lamparilla de bolsillo, iluminando, con el pequeño haz de luz, una enorme estantería, repleta de muñecas y muñecos.
-¡Joder, qué susto! -Exclamó Roy, al ver todos aquellos rostros de porcelana, mirándoles desde los estantes.
-¡Chist, calla! -Su compañero, se llevó un dedo a los labios-. Vamos a meterlas en la bolsa.
-Espera -pidió Roy, mientras se alejaba camino de la puerta del local-; me he dejado el saco en la entrada.
-No tardes.
Y, Marty, quedó solo, en el estrecho pasillo de la oscura tienda.
No habían pasado ni un minuto cuando...
-¡FUERA!
-¡Eh! -Marty, espantado, giró la cabeza hacia el lugar de donde había surgido la voz, sin encontrar otra cosa que las viejas muñecas.
Mientras, en la entrada:
-¿Dónde mierda habré dejado el maldito saco? -Iluminándose, a duras penas, con el débil resplandor que entraba por debajo de la persiana, Roy, buscaba la bolsa de tela.
Finalmente, tras varios minutos de búsqueda, se incorporó, y marchó en busca que su amigo, con intención de pedirle la linterna.
-¿Marty, estás ahí? -Sin respuesta-. Necesito la linterna
-¡Roy, por favor, ayúdame!
-¿¡Marty!? -A tientas, el ladrón, siguió la voz de ayuda de su amigo, hasta llegar al lugar donde, hacia escasos cinco minutos, le había dejado para ir a por el saco. Mas, junto a la estantería llena de muñecas, no había nadie Sólo la pequeña linterna, aún encendida, tirada en el suelo.
-¿Qué está pasando aquí? -Roy, temblando de pies a cabeza, se agachó, y recogió la lamparilla portátil-. ¿Marty, estás ahí?
-¡FUERA!
-¿Q-quién anda ahí? -A duras penas pudo evitar el ladrón que, con el susto, la linterna de bolsillo cayese de sus manos.
Y, entonces, como en una extraña y psicodélica pesadilla Ante los asombrados ojos de Roy, una a una, todas y cada una de las muñecas de la estantería, comenzaron a agitarse, a moverse y ¡A hablar!
-¡Eres malo! -Murmuraban, mientras, con sus diminutos deditos de porcelana, señalaban al maleante-. ¡Y te vamos a castigar!
-¡Mierda! -Roy, giró sobre sus talones, e intentó escapar.
-¿Dónde crees qué vas? -A sus pies, tres muñecos, le cortaban el paso, estirando sus blancos bracitos hacia él-. ¡Vamos a castigarte!
-¡No, malditos monstruos! -Furioso, y asustado, Roy, comenzó a patear a los muñecos, quebrando sus frágiles bracitos y cabezas de porcelana.
-¡Asesino, asesino! -Gritaban, desde el estante, aquellas muñecas, que no podían moverse.
-¡Muerte al ladrón! -Se escuchó, de repente, una voz mucho más potente que las otras-. ¡Qué corra el mismo destino que su cómplice! -Y, algo, surgió de detrás de la estantería.
-¡Mierda, joder, Ostia puta! -Roy, tropezó y cayó al suelo, cuan largo era, al ver aquello que se le venía encima.
-¡Tu amigo está aquí, conmigo! -Armada con unas pequeñas tijeras de costura, una muñeca, bastante más grande que el resto, avanzaba hacia él, sonriéndole, mostrándole unos blancos dientecillos de plástico.
-¿Quién, qué eres tú? -El ladronzuelo, intentó reptar hacia atrás, apoyándose en sus codos.
-Me llamo Rose Mary, y soy una linda muñequita -canturreó la muñeca, mientras daba un paso hacia Roy-. Juega conmigo, y seamos amigos.
-¡Nooo!
Al día siguiente...
-¿Y, dice usted, Mrs. Klein, que esos dos hombres marcharon sin pagarle el alquiler de las habitaciones? -Nick Travis, Jefe de Policía de Rock Bridges, tuvo esa mañana doble trabajo. Por un lado, el atraco a la tienda de antigüedades del viejo Kirby. Por otro, dos tipos habían marchado, sin pagar, del motelito de la viuda Klein.
Mientras, en el bazar de Kirby.
-No se llevaron nada -Lucille Kirby, ayudaba a su marido a recoger las muñecas caídas de las estanterías.
-Seguramente, no tenían ni idea del valor de estas muñecas -su marido, con gesto amoroso, tomó a Rose Mary del suelo, y la volvió colocar en su sitio, mientras le susurraba en su orejita de porcelana- Muchas gracias.
LA COLECCION DE TIJERAS
Le parecía ya lejana la idea de que podía salir con vida de su propio colegio, las circunstancias y la cercanía de aquella sombra, le llenaban la cabeza de un total y absoluto terror que le corría por las venas como una enorme serpiente que pronto se la tragaría. Las ideas vagas y los recuerdos de sus amigos corrían por la mente de Natalia de tal manera que ya lo único que esperaba era una muerte segura a la vuelta de cualquiera de los corredores, su respiración era lenta y se movía como un ratón asustado esperando no convertirse en la cena de un gato. Pero la suerte parecía sonreírle, la puerta del colegio estaba cerca, y ahí fue cuando sintió como su cabello era halado con una fuerza sobrehumana y ella fue a dar contra el suelo y allí vio como su agresor se preparaba para darle el golpe que acabaría con su vida, lo único en lo que ella pensó fue: “¿en donde están las tijeras?
Una semana antes:
Natalia espera en la puerta del colegio a su grupo de amigos que como siempre llegan después de ella y tarde son las 6: 15 AM pronto cerraran las puertas y sus amigos ya se ven venir a lo lejos, pero que pasa con ustedes siempre van a llegar tarde ¿ nunca harán el esfuerzo de levantarse mas temprano? – Natalia ya sabes que nosotros muy poco madrugamos pero es que para mi es muy difícil dejar de soñar con este hombre que tengo al lado dijo valentina señalando a su novio Julián que se encontraba a su lado. – Lo mismo digo yo dijo cristina no es para nada fácil levantarse temprano es una tortura, pero dejemos la discusión y entremos se nos hace mas tarde. Los cuatro amigos entran al colegio “Gustavo Jiménez” como de costumbre, era la mañana del 16 de mayo de 2005, solo faltaba una semana para que fuera el aniversario numero 25 del asesinato de un grado completo de 45 estudiantes durante la fiesta que el colegio celebraba todos los años en la cual, este grado fue masacrado de forma brutal por un hombre del cual nunca se supo su identidad todos ellos habían sido asesinados con una colección de tijeras de diferentes tamaños y formas colección que después desaparecería sin dejar rastro.
Eran las 8: AM, cuando un compañero de grado de Natalia llamado oscar pidió permiso para ir al baño, seria la última vez que todos lo verían con vida.
Oscar se encontraba en el baño cuando creyó escuchar unos ruidos que venían del fondo de la gran sala de baños, se acerco para saber que era, los ruidos eran cada vez mas cercanos y acompasados, de repente cesaron y oscar se dio la vuelta para regresar creyendo solo que eran los ecos de algo que estuviesen haciendo en otra parte, pero al darse la vuelta se encontró con una persona que vestía una manta negra que le tapaba la cara y las manos sin poder ver quien era – ya estuvo bueno de relajo ¿Quien demonios eres? la sombra saco una de sus manos en la cual se podían ver unas enormes tijeras que apuntaban hacia el, oscar trato de escapar pero aquel le impedía moverse trato de gritar pero cuando quiso o pudo pues su atacante le asesto un tijeretazo en la cara el gritaba pero parecía que sus gritos no fueran escuchados por nadie. El agresor finalizo su tarea incrustándole la enorme tijera en el cuello la sangre brotaba de una manera incontenible y aquel asesino le vio por unos segundos y después se marcho con una tranquilidad admirable.
Mientras tanto en el salón de clases el profesor Suárez se impaciento por la tardanza de su alumno – señor Julián vaya a buscar a su compañero al baño el novio de valentina asintió y fue a buscarlo, una vez en el baño lo llamo pero al no recibir respuesta decidió entrar, pero lo que vio lo aterrorizo tanto que salio gritando del baño y se dirigió a la oficina del coordinador que al verlo tan aterrorizado le pregunto que pasaba – por dios muchacho que le pasa Julián aterrorizado aun, solo le dijo – el baño esta en el baño en esto llego el profesor Suárez ya un poco ofuscado, pero el coordinador le pidió que lo acompañara al baño para ver que era lo que había aterrorizado al pobre de Julián que estaba hecho un manojo de nervios, al entrar allí lo descubrieron y hubieran gritado si hubieran podido pero alarmarían a todo el estudiantado, en el suelo y contra la puerta de uno de los sanitarios se encontraba el joven oscar en medio de un charco que se había formado con su propia sangre y con una tijera que le había atravesado la garganta completamente y una mueca de horror indescriptible en su rostro .
La policía no tardo en venir y todo el estudiantado se entero del cruel asesinato. Valentina abrazaba a Julián, trataba de reconfortarlo pues había quedado bastante afectado, la policía realizo los trámites de levantamiento e inicio las investigaciones correspondientes, en aquel colegio ese día no se hablaban de otra cosa ¿Por qué o que había cometido aquel crimen?
Julián ya mas calmado le dijo al policía como había descubierto el cadáver de su compañero y pronto trato de olvidarlo.
Mientras tanto Natalia se dirigía a la rectoría pero antes de entrar se detuvo a escuchar algo que le pareció bastante extraño no le parece algo extraño señor rector que esto suceda a una semana de que se cumplan 25 años del asesinato de todos los estudiantes del ultimo año, y con la misma arma unas tijeras dijo el profesor Suárez al director que lo tomo con seriedad y dijo es mejor que se le diga a los estudiantes de ultimo año lo que sucedió y que se tomen las precauciones posibles. Natalia dejo su asunto así y se fue a decirles a sus amigos lo que oyó ¿Por qué? Hubo antes un asesinato igual en el colegio con unas tijeras y porque nosotros nunca lo supimos dijo valentina – parece que lo tuvieron siempre bajo el mas firme de los silencios – dijo Natalia
3 días después de esa extraña conversación seria el mismo rector en una reunión extraordinaria con ellos quien les diría lo que había pasado, hacia 25 años todo ocurrió así: era la noche del 21 de mayo del año de 1980 y todo parecía ir bien para los estudiantes de ultimo año quienes siempre han celebrado en esta fecha el día del estudiante, cuando el reloj marcaba las 10 : 00 PM un extraño hombre mato con una colección de tijeras a todos los alumnos de ultimo año y a dos profesores que se encontraban con ellos.
Natalia, Cristina, Valentina y Julián no pudieron evitar la expresión de sorpresa en su cara igual que sus otros compañeros es por eso continuo el director que cancelaremos la fiesta del 21 de mayo – todos con un aire de protesta reclamaron y alegaron que no les pasaría nada pues pedirían a la policía que vigilara esa noche con ese argumento el director acepto pero por su seguridad pondría a cargo a dos profesores el profesor Suárez y a la profesora de educación física lucia Jiménez una mujer atlética y enigmática que le causaba escalofríos a Natalia.
En ese momento Alexander Jiménez pidió permiso para regresar al salón por un cuaderno que se le había quedado, el salón quedaba en el edificio contiguo al edifico en donde estaban, alexander entro y busco su morral para sacar el cuaderno pero un golpe en su cabeza lo había arrojado al suelo, cuando despertó se encontraba colgado del techo de un extraño salón y noto que al suelo caían pequeñas gotas de sangre que el vio que caían de su estomago, en efecto su abdomen había sido abierto con unas tijeras, el gritaba pero parecía que no lo escucharan pronto vino alguien, una sombra negra, la misma que había asesinado al desdichado oscar, Alex le rogaba que no le hiciera nada pero fue inútil su agresor le apuñalo el estomago de nuevo con unas tijeras y la sangre brotaba incontenible, Alex gritaba de una forma horrible pero el asesino al parecer era indolente a lo que veía luego procedió a cortarle la garganta con las tijeras la sangre broto rápidamente y Alex murió lentamente entre terribles dolores.
Habían pasado 2 horas y Alex no daba señal de aparecer pronto apareció el otro alexander del grado, Este un adicto a las películas de terror todo lo que vio de oscar le había causado interés y había investigado lo que había pasado en el colegio 25 años atrás.
Amigo de Natalia cristina, valentina y Julián les contó lo que había descubierto, mientras buscaban afanosamente al otro alexander parece ser que el hombre que cometió estos crímenes apareció al poco tiempo, se suicido, pero dejo su confesión escrita, al parecer había tenido una desagradable experiencia con su hija que había estudiado en este colegio y se suicido por que no se pudo adaptar y el, en venganza, asesino a todos los que encontró esa noche con una colección de 50 tijeras, y eso no es nada – continuo así Alex la colección por mas que la buscaron nunca, nunca la encontraron, y aun siguen sin entender porque se suicido. – ¿si todo lo que dices es cierto, no sabes si alguien esa noche sobrevivió? – pregunto Natalia un poco consternada si, sobrevivió alguien, una joven quien escondida en la emisora del colegio pudo ver después toda la masacre en todo su esplendor, pero enloqueció, días después se suicido con una cuerda en su habitación, lo raro fue lo que escribió en la pared antes de colgarse, “las tijeras aun quieren sangre” que de algún modo podría explicar el asesinato de oscar y la desaparición de … un grito interrumpió a alexander que corrió con sus amigos a donde provenían aquellos estremecedores gritos,
Lo que vieron Natalia, cristina, Valentina, Julián y alexander los dejo perplejos, la dantesca escena parecía salida de una película de terror, Alexander Jiménez yacía colgado de los pies, con el estomago y la garganta completamente abiertos y de los cuales aun brotaba sangre caliente. Alexander vio el cadáver y dijo algo que a la policía y a todos dejo extrañado: “Daniel Fernández” al preguntarle la policía porque decía eso, el contesto con una expresión de miedo que rara vez se le podía ver a alguien como Alexander – es la victima que murió la noche del 21 de mayo en este mismo lugar y de la misma forma y ahora que recuerdo oscar murió de la misma forma como murió “ Iván Gonzáles” otro estudiante se quedo mudo un momento y prosiguió lo peor no es eso si no que oscar y alexander murieron en el mismo orden en el que murieron Iván y Daniel aquella noche lo que me hace pensar que el asesino estuvo presente durante la masacre y si no es así que alguien que si estuvo se lo contó y quiere reconstruirlo.
La policía había encontrado al aliado perfecto, si alexander sabia tanto, podría conducirlos hacia el asesino, Alex crees que el asesino vaya a hacerte algo por lo que ya sabes de el pregunto Julián a su amigo, quien le contesto con una tranquilidad absoluta eso, eso es seguro, lo estoy esperando – estas loco sabes perfectamente que puede hacerlo sin temor y tu tendrías las de perder – le dijo valentina con un tono de regaño pero a la vez de asombro no, si yo lo conozco bien, si puedo percibir que es lo que quiere, no te olvides valentina estoy acostumbrado a ver los mas horribles asesinatos contesto Alex como sea pero estas jugando con fuegodijo Julián un poco preocupado no importa dijo Alex esto es lo que pasara hoy uno del curso será asesinado de la misma forma en que murió Luciana Rodríguez, lo que me hace adivinar que será una mujer la que será asesinada y ella morirá en el baño de mujeres, esta vez a un día de la fiesta del estudiante. Valentina se aferro a Julián y Alex les rogó que no se separan los cuatro ni un solo segundo las tres tenían que estar protegidas en un sitio seguro el los llevo, la entrada estaba llena de policías no los atacarían allí.
Eran las 12: 00 PM Liliana, entro al baño de mujeres que estaba completamente solo, de repente una sombra negra se abalanzo sobre ella y la clavo contra la puerta de madera de uno de los baños ya se preparaba para asestar una puñalada con la tijera cuando un golpe lo lanzo al suelo, era Alex que estaba observando escondido en uno de los baños, y le golpeo con tal fuerza que este aturdido aun no se levantaba – crees que ibas a poder conmigo en este colegio ¿eh? Pues no, yo conozco todos tus pasos tus movimientos, y sabia que estarías aquí Liliana iba a ser la elegida para revivir el crimen de Luciana Rodríguez pues fallaste engendro, y tomo a Liliana de un brazo y la saco del baño. Cuando la policía fue a buscarlo ya se había ido.
Tiempo después la policía mientras interrogaban a Alex sobre lo que había visto del asesino, Alex procedió a narrar lo que hubiera pasado: “nos remontaremos a el día 21 de mayo de 1980, Luciana Fernández corría desesperada, había visto a sus dos amigos brutalmente asesinados y se había encontrado con el asesino de frente. Huye despavorida y el único lugar que encuentra para refugiarse es el baño, su respiración agitada hace denotar que ha huido de el, pero algo le decía que no por mucho tiempo, de repente frente a ella, esta el, con unas enormes y afiladas cuchillas se dirige hacia ella que grita con todas sus fuerzas pero sus gritos se confunden con los de la fiesta que se lleva acabo afuera, sus gritos se ahogan con la algarabía de sus compañeros, sus brazos y piernas son rasgados con las enormes tijeras y su rostro lleno de X tantas como pueden haber juntas, completamente desfigurada y aun viva para sentir el golpe de gracia, su asesino empuña las tijeras y con una fuerza descomunal le atraviesa el pecho hasta tocar el mismo suelo, pronto la sangre formo un charco y el se va dejando a su tercera victima, muerta en el suelo.”
La policía no lo puede creer en sus rostros y en los de los amigos de Alex se dibuja una expresión de horror que asustaría a cualquiera. Habrá tres asesinatos mas entre hoy y mañana dijo Alex con un tono de voz más grave pronto la policía corrió para evitarlos a toda costa, pero había un problema, no sabían cuales eran las victimas.
¿Qué asesinatos son, cuales eran sus nombres dímelo, Alex? pregunto cristina , Alex solo se limito a responder con los nombres de aquellos infortunados que habían muerto 25 años antes – Felipe Sánchez, Liliana Contreras y Lucia Saavedra .
Mas tarde, Jeison se dirigía hacia su casa estaría solo pues sus padres estarían en una reunión de trabajo y llegarían muy tarde. Su casa, una casa ubicada en el centro de la ciudad se encontraba sola y Jeison respiraba hondo antes de dar una vuelta en cada pasillo su corazón latía, era como si supiera que algo era distinto que no estaba solo.
Alex se encuentra en su casa cuando recibe una llamada, Jeison, parecía muerto de miedo, había visto algo pero no lo podía decir estaba muerto de pánico y horror, pero Alex ya sabia, tecleo desde su celular una llamada de emergencia.
La policía llega a casa de jeison parece estar sola, pero, temiendo que jeison este en peligro rompen la puerta para descubrir lo terrible de la escena, jeison yacía colgado de la puerta del patio atravesado en el abdomen por unas enormes y filosas tijeras y la sangre aun caliente corría a través de la puerta hasta llegar al suelo, los padres de jeison al llegar recibieron la cruel noticia jeison había sido asesinado de un forma brutal.
Lo que no sabían era en que ese preciso momento, el asesino estaba cometiendo el tercer asesinato con lo cual terminaba la cuota antes de la tan nombrada fiesta de los alumnos de ultimo año.
Pasadas las ocho de la noche se reportaron dos nuevos homicidios, no creían que estuvieran relacionados con los de los estudiantes de ultimo año pero esa teoría se iría al suelo cuando descubrieron quienes eran: la primera, se llamaba Diana Herrera su cuerpo fue encontrado acostado en su cama y unas tijeras podadoras le habían atravesado el pecho de tal forma que la sangre había atravesado el colchón de su cama y formaba un charco bajo ella, lo mas espeluznante de todo era que su cuerpo era coronado por una lapida con un nombre que a los policías les resulto familiar “Liliana Contreras” estudiante del colegio Gustavo Jiménez y asesinada el 21 de mayo de 1980, la segunda victima fue encontrada sentada en una silla de la sala atravesada por dos tijeras una en su cabeza y la otra le había atravesado el abdomen, respondía al nombre de Claudia Barrera y en ella el asesino había reconstruido la muerte de Lucia Saavedra.
Había llegado el día de la gran fiesta la policía vigilaba el perímetro prometía ser una noche que ninguno de los asistentes olvidaría, la fiesta inicio pronto, todos los estudiante de ultimo año habían llegado, eran 40, las puertas se cerraron policías vigilaban todo el colegio.
Eran las 9: 00 PM parecía marchar bien sin ningún percance, una pareja de alumnos se habían alejado del grupo para dar rienda suelta a su imaginación, Laura y Carlos estaban solos en la parte de atrás del colegio, cuando de repente, una enorme tijera le había atravesado el corazón a Carlos, Laura llena de sangre, gritaba de horror pero sus gritos se ahogaban con los de la fiesta, lucho con el asesino, que, sin mas esfuerzo la tomo por el cabello, y le clavo las cuchillas de la tijera en sus ojos quitándole la vida casi qué de inmediato.
Ángela buscaba a Laura, pero, al no encontrarla se imagino donde podía estar, ven aquí laura no seas idiota Gritaba Ángela, pero no recibía respuesta alguna, camino por el colegio y al llegar a la parte de atrás, sus nervios empezaban a traicionarla, Ángela se ha resbalado con algo viscoso la oscuridad no le deja ver bien que es lo que ha causado su caída, al acercarlo un poco mas se da cuenta que es un charco de sangre y al ver hacia el frente ve a su amiga laura en el suelo y con unas tijeras en los ojos, quiere gritar pero su grito se ahoga al ver hacia una puerta que esta entre cerrada, la abre, y el cuerpo de Carlos le cae encima con unas tijeras atravesadas en su corazón, Dios mió que esto, ahhhh. grita Ángela, pero al tratar de huir se encuentra cara a cara con el asesino quien la ataca con unas tijeras, tratando de asesinarla pero ella, huye hacia un bosque de árboles que se encuentra cerca, ya que el asesino le corto el paso hacia donde se encuentran los demás, Ángela siente que el corazón se le va a salir por la boca su mejor amiga esta muerta y su novio también, de repente el asesino la ataca y le corta la cabeza con unas tijeras de jardinero.
El profesor Suárez se encuentra solo en la biblioteca del colegio ya que para el las fiestas son aburridas, Ha decidido conectarse al Internet, en el Chat alguien, el se muestra interesado y empieza a “charlar” con ella, de pronto ella, le dice que esta en la fiesta, pero se ha apartado por que no le gustan las fiestas, y esta en un salón, el profesor intrigado, le escribe: en cual de todos estas un ruido lo hace apartar la vista del monitor y al volver a verlo lee lo siguiente: en el tuyo se impresiono y al voltear el asesino le asesta una puñetazo, luchan, el profesor pelea bien, pero el asesino se ha cansado de la lucha, toma unas tijeras y se las atraviesa en la boca y la gira dos veces para que la sangre fluya, acto seguido abandona el lugar.
El portero del colegio esta hablando por teléfono con su esposa, de repente la comunicación se corta, trata de comunicarse otra vez y ¡Oh ¡ sorpresa la línea esta muerta, el cierra la puerta de la portería , siente que alguien le observa no sabe quien es, pero lo siente muy cerca, mientras se sienta el asesino esta en la ventana a la cual el le esta dando la espalda, al voltear ya no hay nadie maldito delirio de persecución, dice tendré que hacer ronda, sale y abandona la portería.
Mientras tanto en el baño de las mujeres, Sandra se encuentra retocándose cuando al levantar la vista al espejo ve que el asesino esta tras ella, grita pero nadie la escucha, lucha con el pero su muerte esta cerca, el asesino toma un cable eléctrico y la estrangula con el, y luego la apuñala varias veces en el abdomen para después colgarla de uno de los bombillos del baño.
Valentina y Julián están asustados pues la calma en un caso como estos no es usual, Valentina le pide a Julián alejarse de allí, se dirigen a su salón, allí al abrir la puerta ven una sombra que flota en el aire, Lleno de temor Julián enciende la luz para revelar los cuerpos de tres de sus compañeros colgando del bombillo y un camino de sangre que va desde la puerta del salón hasta allí , Valentina deja escapar un grito de horror, y los dos al irse de allí se encuentran con el, no los dejara salir, Julián se abalanza sobre el, para apartarlo de allí pero el asesino le corta el abdomen con unas tijeras y lo apuñala Valentina se abalanza sobre el para defender a su novio pero ella es apuñaleada y cae casi muerta al suelo.
Alex les pregunta a Natalia y Cristina por Julián y Valentina pues no los encuentra de repente y en medio de la euforia de los muchachos el asesino deja caer el cuerpo de la profesora Lucia Jiménez completamente abierto con unas tijeras desde la boca al ombligo la sangre pronto ocupa toda la tarima, los estudiantes gritan completamente despavoridos, corren pero el asesino los ha encerrado y pronto uno a uno mata a todos los que intentan escapar, algunos escapan pero no pueden salir del colegio se ha convertido en una verdadera cárcel, entre ellos, Alex Cristina y Natalia han escapado, pero la escena que queda en el patio del colegio es hecatombica, Alex les dice que no hay que separarse hay que llegar a la puerta como sea, pero a medida que avanzan ven porque la policía no lo había advertido, uno a uno, los policías habían sido asesinados, todos, brutalmente mutilados con unas tijeras, y al llegar a la portería encuentran al vigilante clavado en la puerta atravesado por cinco tijeras y con los ojos abiertos en una expresión horrible, de repente, allí los tres son alcanzados por el asesino que trata de clavar una de sus tijeras en el cuerpo de la joven Cristina, Alex le ataca y hace que le siga hasta el bosque del colegio mientras le pide a sus amigas que huyan.
Alex lo ha perdido, pero el bosque se torna peligroso y desconocido, de repente, choca con algo, no sabe que es, además, siente que ha tomado algo en sus manos, al verlo ahoga un gemido para no llamar la atención del asesino, tiene entre sus manos la cabeza de Ángela y al ver hacia arriba el cuerpo de esta deja caer sobre su cara una enorme gota de sangre, el se levanta, muerto de miedo trata de salir de allí, pero el asesino se abalanza sobre el, golpeándolo en la cabeza.
Un policía ha llegado, va a supervisar lo que hacen sus compañeros misteriosamente la puerta esta abierta y el colegio en una calma tenebrosa, cierra la puerta, y al asomarse a una de las patrullas ve a uno de sus compañeros clavado a la silla con unas tijeras en la cabeza, la mano del asesino sale debajo del auto y le corta con unas tijeras el pie, el policía se arrastra y el asesino arranca el auto de la policía y activa las cuchillas que se utilizan para detener los automóviles que entran sin permiso, están imponentes en el suelo y listas para recibir el cuerpo del policía quien es arrollado por el automóvil en movimiento y clavado en las cuchillas de contención, de nuevo el asesino se va con una enorme tranquilidad.
Que haremos Natalia estamos solas Alex ya esta muerto, Julián y Valentina también, dice Cristina Muerta de miedo – n, no los se, supongo que tratar de vivir, dice Natalia ahogada en llanto de repente el asesino las ataca y apuñala a Cristina en el abdomen, Natalia sale huyendo impotente, por no haber podido salvar a su amiga, esta sola, y el asesino la persigue, su colegio es una cárcel y los cuerpos de sus amigos están por todos lados.
Le parecía ya lejana la idea de que podía salir con vida de su propio colegio, las circunstancias y la cercanía de aquella sombra, le llenaban la cabeza de un total y absoluto terror que le corría por las venas como una enorme serpiente que pronto se la tragaría. Las ideas vagas y los recuerdos de sus amigos corrían por la mente de Natalia de tal manera que ya lo único que esperaba era una muerte segura a la vuelta de cualquiera de los corredores, su respiración era lenta y se movía como un ratón asustado esperando no convertirse en la cena de un gato. Pero la suerte parecía sonreírle, la puerta del colegio estaba cerca, y ahí, fue cuando sintió como su cabello era halado, con una fuerza sobrehumana y ella fue a dar contra el suelo y allí vio como su agresor se preparaba para darle el golpe que acabaría con su vida, lo único en lo que ella pensó fue: “¿en donde están las tijeras?
Natalia se despierta, esta viva y no se lo explica, y allí ve que sus amigos tampoco están muertos, están dispuestos en orden, y en mesa redonda, alrededor de su profesor de física y de otros de sus compañeros de curso, Julián, Valentina, Cristina, y Alex están frente a ella quienes se despiertan al oír a Natalia Llamarlos, no entienden como es que están vivos, de repente y ante ellos su asesino revela su identidad, pero no lo pueden creer, es la profesora Lucia Jiménez, ¿No estaba muerta?.
Boo, sorpresa, creían que yo me ofrecí solo para verlos bailar, pues no, también, para verlos morir, malditos, pero, pero porque – pregunto Valentina muerta de miedo porque, porque, dijo tomándola de los cabellos por que quería desquitarme de lo que le hicieron a mi hermana, pero que le hicimos esta loca, ¿quien es su hermana? , dijo Cristina – ah no saben que yo era la hermana de Liliana Jiménez, la niña que se suicido y que causo el asesinato por parte de mi padre, de todos los estudiantes de ultimo año de este colegio en 1980.
Los deje de últimos porque, admiro que se hayan escapado de mi , sobre todo tu, Alex eres genial, de donde sacaste todos los datos del primer asesinato pregunto Lucia. le sorprendería lo que se puede encontrar en el Internet – OH ya veo, voy a tener que actualizarme con respecto al Internet, matare a Valentina primero porque siempre me han fastidiado las niñas que lo consiguen todo con su belleza, luego seguiré con Julián pues es el novio de valentina, luego con Cristina y por ultimo a mis dos favoritos, Natalia y Alex, a el de ultimas dijo señalando a Alex es por fastidiarme el asesinato de Liliana, el cual no pudiste impedir al final, pero lo mejor de todo esto es que yo no seré la culpable yo seré una sobreviviente, pues el culpable después de que ustedes mueran, se suicidara en su dirección, pues, será el director, quien pague por lo que yo hice, encontraran el resto de las tijeras en su oficina, seré como la niña que se salvo hace 25 años, lastima que yo haya tenido que matarla pues ella me vio en la fiesta y matando a uno de esos infelices, y fingí otro suicidio y escribí aquella inscripción en la pared ¿no es emocionante?.
Pues déjame decirte que no mataras a nadie mas esta noche dijo Alex con un tono desafiante ah no ¿Por qué, si se puede saber? – Porque te voy a decir que fue lo que paso en realidad, Ah si, no me digas también lo sacaste del Internet dijo interrumpiéndolo pues, si,
“La joven Liliana tenia 16 años era feliz en su nuevo colegio, y su padre la anteponía a su hermana mayor, la pobre e infeliz insignificante de Lucia, la cual le tenia un odio inmenso, quería matarla, y en mas de una ocasión la amenazo de muerte y había intentado asesinarla, ella vivía triste por eso y su padre supuso que era por la falta de adaptación a su nuevo colegio, a pesar de que ella dijera que esa no era la razón, un día cuando llego de clases su hermana, la ataco brutalmente trato de asesinarla, y lo logro, y luego fingió un suicidio, e imito a la perfección la letra de Liliana para escribir una carta culpando a sus compañeros de curso de su fatal decisión, esto era una mentira, pues Liliana se había adaptado muy fácil al colegio, pero su padre no lo creía así, y al morir su hija predilecta, ciego de furor asesino a todos aquellos estudiantes, el 21 de mayo de 1980, siguiendo los consejos de su hija Fernanda pues, ese, ese es tu verdadero nombre, tu mataste a tu hermana y causaste que tu padre cometiera el peor de los crímenes, pero ahí no finaliza todo, tu padre días después de la masacre, encontró una carta en donde, Liliana te culpaba de todo lo que a ella le pasara pues tu la habías amenazado en mas de una ocasión, tu padre al darse cuenta de todo, se ahorco preso de la desesperación, por lo que había hecho y sobre todo porque tu estuviste presente y lo ayudaste.
Pero el dejo una carta en la que confesaba y te acusaba a ti del asesinato de tu hermana, pero escapaste y te llevaste todas las tijeras, no es cierto? Lo que te acabo de decir? ¿Eh? – Dijo Alex con orgullo de haberla desenmascarado, cállate, cállate maldito dijo Fernanda abalanzándose sobre el, que la recibió con un golpe que la mando al suelo, pues mientras contaba la historia se había desatado. Lucho con ella y le dijo: causaste la muerte de muchas personas hoy y hace 25 años, y dicho esto la golpeo, pero ella no dispuesta a rendirse, trato de lanzarlo por una ventana, pero la que cayo fue ella, rompiéndose el cráneo contra el suelo.
Pronto llego la policía, y se inicio el reconocimiento por parte de los padres de las victimas que lloraban de una forma desgarradora, allí también llegaron los padres de ellos 5 que ya estaban preparados para lo peor, pero su angustia ceso al ver a sus hijos, heridos si, pero vivos.
hay algo que me intriga todavíadijo valentina, ¿de donde diablos sacaste la historia de esa loca desquiciada? todos estuvieron de acuerdo con la pregunta bueno es muy sencillo dijo Alex con una sonrisita de pícaro el Internet es una buena arma, si, pero no hay nada mejor que robarle las pertenencias a una “loca desquiciada” como la profesora, “lucia” incluyendo sus diarios, no creen?, todos dejaron escapar una carcajada, ahora , Julián, Valentina, Natalia, Cristina y Alex habían sobrevivido oigan dijo Julián – ¿el salón se vera muy triste con solo 5 personas no creen? – todos a pesar de todo no pudieron evitar reírse otra vez, aunque todos sus amigos habían muerto, de lo que Julián había dicho, se abrazaron muy pero muy fuerte, al final todo había acabado.